Queremos compartir con vosotros algo de lo que hemos vivido en estas semanas, previas al inicio del CG XXIII. La experiencia de los Ejercicios Espirituales aún está presente; Mornese se queda ya lejos de Roma y al mismo tiempo, se queda para siempre como esa fuente de presencia Carismática viva, cálida; de viento fuerte, y tierra árida; llena del Espíritu y de fraternidad.
AL finalizar los Ejercicios, hemos tenido ocasión de peregrinar a Valdocco. En la Basílica celebramos la Eucaristía y encomendamos el Capítulo General XXIII a Don Bosco y a María Mazzarello. Unas a otras nos veíamos y sentíamos emocionadas por la intensidad de estos momentos, en la renovación de nuestros votos, en el sabernos monumento vivo a la Auxiliadora, en el encomendarnos a nuestros fundadores; en el sabernos envueltas por el Misterio, hecho de espíritu de familia, de espíritu de pertenencia y amor al Instituto, de deseo de fidelidad a don de nuestra vocación. Allí encomendamos cada una de las comunidades educativas de la Inspectoría.
Fue un día precioso, pero no menos lo fue el siguiente. En Lu Monferrato nos esperaba otro regalo; el encuentro con las hermanas, el pueblo, los parientes de Madre Angela Valese; primeramente unidos en una Eucaristía llena de gestos y palabras entrañables y después, en el compartir fraterno de una comida preparada por toda la familia salesiana, que hizo del pequeño y sencillo espacio de la obra de las hermanas de Lu, el más confortable de los lugares.
Al finalizar la eucaristía la directora de la comunidad presentó las cartas de Madre Ángela Vallese, que con tanto cariño ha ido recopilando de sus familiares y FMA. Las cartas revelan la personalidad de Sor Ángela. Madre Yvonne nos dirigió también unas palabras. Emocionada decía: Es conmovedor estar aquí en este pequeño pueblo donde ha nacido Sor Ángela. Todas las cosas grandes parten de lo pequeño, de lo sencillo.
En medio de la lluvia y el viento se descubrió una placa conmemorativa en la casa en la que nació Sor Angela Vallese. El contacto con sus parientes también fue bonito. Personas sencillas, de pueblo, emocionadas por el cariño que profesan a su tía abuela y por el reconocimiento del Instituto. Dos de las sobrinas nietas de Sor Angela narraban con emoción la experiencia de tres milagros experimentados por ellas mismas, en curaciones que no tienen explicación científica.
Al regreso en autobús a Roma, tuvimos largas horas de viaje para retomar desde dentro todo lo vivido. Compartimos con vosotros el gozo de sentirnos Hijas de María Auxiliadora, la alegría de palpar la santidad de tantas hermanas nuestras que siguen siendo ejemplo y acicate para despertar todo lo que en nosotras hay de bueno para ponerlo al servicio de los jóvenes en el Instituto. La santidad está al alcance de todas y cada una de nosotras.
Estamos viviendo una experiencia de universalidad. Sentimos una gran alegría pertenecer a un Instituto que abraza al mundo entero. El día 19 hemos puesto a punto los ordenadores, para el posterior trabajo capitular, y el día 20 hemos tenido la suerte de compartir la jornada con José Cristo Rey. Desde su sencillez nos ha invitado a acoger el Capítulo como un evento del Espíritu. Un evento, es advenimiento de algo nuevo. El Señor nos puede sorprender.
Esta mañana ha sido la apertura oficial del CG XXIII. Os animo a leer las intervenciones de la Madre, del Rector Mayor y del Acompañadnos con la oración para que estemos abiertas al Espíritu. Nos hemos encontrado con el grupo de novicias de los dos noviciados de Roma, en total son cuarenta. ¡Qué maravilla! Entre ellas las tres españolas: Ana (Barcelona), Ariana (Sevilla) y Sofía (Madrid), y la maestra. Todas están muy contentas de la experiencia vivida en estos meses.
Para todos un abrazo
Mª Ángeles Díaz y Maruja Luján.