Al atardecer del viernes 12 de julio, nos encontrábamos en Sanlúcar la Mayor (Sevilla) casi un centenar de Hijas de María Auxiliadora (FMA), procedentes de las 5 inspectorías que forman la Conferencia Ibérica de España y Portugal (CIEP). Ante nosotras, se presentaban días de convivencia, de encuentros y de formación, como animadoras de comunidad. ¡Ambiente bonito se respiraba en la acogedora casa de Sanlúcar, expresión del clima de familia tan característico de nuestra espiritualidad!
Los días 13 y 14 de julio estuvieron centrados en la reflexión sobre el proyecto ¡Alégrate!, iniciado hace ya más de un año. El objetivo de dicho proyecto es realmente apasionante: “Anunciar a los jóvenes de hoy el evangelio de la esperanza, con la fuerza profética del carisma”.
Para caminar en esta dirección, es fundamental mantener una actitud de discernimiento, que nos ayude a descubrir cuál es la voluntad de Dios sobre nosotras, nuestras comunidades, inspectorías, …en este momento concreto de la historia. Nos guió sabiamente en esta reflexión el Sacerdote Jesuita D. Juan Antonio Guerrero, que nos invitó a “situarnos”, a descubrir “nuestras fragilidades” y también “los motivos de nuestra confianza”, de donde sacamos la fuerza y el entusiasmo para seguir adelante con esperanza y profunda actitud de fe. Los tiempos de reflexión personal, así como los diálogos en pequeños grupos y en asamblea han sido muy ricos y, a través de ellos, hemos podido constatar de nuevo lo que realmente nos une: la pasión educativa por cómo anunciar hoy a los jóvenes el Evangelio de Jesús y cómo ser signos de Su Amor entre los niños y jóvenes de hoy.
Concluidos estos dos días de “ejercicio de discernimiento”, pudimos disfrutar de las orientaciones propuestas por Sor Mª Dolores Ruiz, FMA, sobre “El estilo salesiano de acompañar”. Pudimos descubrir la importancia de acompañar en el día a día, desde lo que somos y desde la vida que vamos compartiendo con las hermanas, con los jóvenes y con los demás miembros de las comunidades educativas.
Sor Mª Dolores nos invitó a profundizar en las cuatro grandes funciones de todo acompañante: mediar, clarificar, vincularse y discernir. Don Bosco y Madre Mazzarello, en cuya labor de acompañamiento nos inspiramos, nos dan algunas pistas concretas para llevar adelante esta bonita misión: la acogida, el conocimiento y aceptación de cada persona, el saber inspirar confianza, etc.
Y fue así como llegamos al ¡día de la Virgen del Carmen!, día que aprovechamos para visitar juntas el monasterio de La Rábida (Huelva), el colegio de las salesianas de Valverde del Camino y la ermita de la Virgen del Rocío. En Valverde, ante Sor Eusebia, tuvimos un tiempo de reflexión personal, así como ante la Virgen del Rocío… A estas mediaciones encomendamos nuestra misión de ser animadoras de comunidad.
Al finalizar esta jornada, dábamos también por concluida la primera parte de este encuentro de directoras. Nos agradecimos todo lo bueno vivido en estos días: los momentos de discernimiento, de diálogo, así como la presentación de cada Inspectoría, realizada a lo largo de las distintas buenas noches y… ¡cómo no!, la divertida velada preparada por las hermanas de la Inspectoría de Sevilla, ¡que nos hizo disfrutar a todas!
Durante los días 17 y 18 de julio, las “neodirectoras” continuamos la formación, centrada en aspectos más específicos relativos a cuestiones de secretaría, pastoral, administración, el valor educativo de las buenas noches, etc. También pudimos profundizar en una carta escrita por Sor Ivonne, nuestra Madre General, sobre “Animar con sabiduría y corazón de madre”. En ella, nos invitaba a vivir este servicio desde la gratuidad, la disponibilidad y la confianza en el Señor.
Ahondando en “cómo ser directoras en estos tiempos”, la inspectora de Barcelona, Sor Lourdes Ruiz de Gauna, FMA, nos animó, a través de dinámicas sugerentes, a asumir esta misión como “una gran oportunidad” para alentar, acompañar y vivir en fidelidad a Dios y a los jóvenes de hoy.
Como conclusión de estos días, las cinco inspectoras de la CIEP, en clima de mesa redonda, fueron compartiendo con nosotras algunas reflexiones y preocupaciones que previamente les habíamos formulado. ¡Agradecemos mucho este momento, tan familiar y tan acogedor!
Y así fue como llegaron a su fin estas jornadas formativas, preparadas con tanta dedicación y calidad.
Queda el agradecimiento por todo lo vivido, por la acogida recibida por parte de las hermanas de la comunidad de Sanlúcar, ¡que siempre nos hacen sentirnos en casa! y por ¡tantos otros motivos! Queda, ¡sobre todo!, el apasionante reto de dar vida, en nuestra realidad concreta, a todo lo meditado, profundizado y compartido en este tiempo de formación.
María, Madre y Maestra de nuestra vocación salesiana, nos siga acompañando y enseñando a “ser auxiliadoras entre los jóvenes”, para que muchas personas puedan seguir descubriendo la riqueza de vivir “el evangelio de la esperanza, con la fuerza profética del carisma”. ¡Muchas gracias!
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