El sábado 27 de abril, en Monzón (Huesca), la comunidad salesiana, quiso agradecer a los reciente jubilados profesoresÁngel Liminianay Emilio Jubillarsu extraordinaria labor en la tarea educativa desarrollada a lo largo de varias décadas en elColegio Salesiano de Monzón. Varios hermanos de la comunidad de Huesca se reunieron en el acto familiar en el que también participaron las esposas de los homenajeados.
En un ambiente sencillo empezaron celebrando la Eucaristía y posteriormente comieron juntos en el colegio.
Emilio y Ángel han dedicado su vida a los jóvenes y no han escatimado nunca esfuerzos y dedicación para entregarse con generosidad a la noble tarea de la educación.
Como buenos antiguos alumnos, pronto entendieron que la generosidad, la profesionalidad y el amor a los “chavales” eran características del estilo de Don Bosco. Por esto era fácil verles en el patio, en los talleres, en la calle, en las aulas, en las excursiones, en la Iglesia…siempre rodeados de jóvenes y siendo animadores salesianos con todo el corazón.
Ángel se ha ocupado de la Formación Profesional, de la bolsa de trabajo, de la tecnificación de las instalaciones. Participó con ilusión en capítulos de los salesianos y fue director del colegio durante varios años.
Emilio ha entregado su vida a los más pequeños. Ha sido el gran referente en el patio, animando el deporte, el juego, las excursiones y la pastoral. Ha sido para muchos niños con dificultades padre y amigo cercano. Coordinaba el primer ciclo de la ESO cuando llegó a la jubilación.
No han sido dos maestros más, han sido dos columnas de la presencia salesiana de Monzón. Hoy en día, es imposible pensar en el colegio de Monzón sin tenerlos a ellos como una referencia permanente.
Sí, se han jubilado de maestros, pero no han jubilado su vocación salesiana. Así siguen colaborando con la iglesia, con las cuestiones técnicas, con la asociación de AA.DB, con la ADMA, y con todo lo que se les pida desde la Casa Salesiana y desde la parroquia de la ciudad.
Son innumerables los jóvenes que les deben mucho a Emilio y a Ángel, son muchos los salesianos que hemos recibido de ellos el testimonio estimulante de su gran amor a Don Bosco y a la Iglesia.
Gracias por haber sido en Monzón un rostro de Don Bosco para jóvenes y salesianos. ¡Felicidades!