Nacer mujer significa tener más probabilidades de vivir en la pobreza y la exclusión. Desde Misiones Salesianas lanzan la campaña ´Ellas no quieren ser princesas´ y piden a los gobiernos y organizaciones internacionales que sigan luchando contra la desigualdad que sufren las mujeres, sobre todo en los países empobrecidos.
Kachan es una joven india que hoy estudia para ser técnico de ingeniería civil. Estudiar no ha sido fácil para ella. Pertenece a una familia pobre y, además, es mujer. Pero, “ir a la escuela ha sido mi gran batalla y he vencido”. La educación de las mujeres y de las niñas es fundamental para romper el círculo de la pobreza. El papel de la mujer es fundamental en el desarrollo de los pueblos.
Los misioneros salesianos trabajan en más de 130 países y proporcionan educación a las niñas, apoyo a las niñas de la calle, alfabetización para mujeres, maternidades, actividades y charlas para darlas a conocer sus derechos, formación de lideresas locales… La educación de niñas y mujeres es clave para favorecer su autonomía y para que tengan su propia voz.
Hay millones de niñas en el mundo que no sueñan con castillos y vestidos largos. No quieren ser Cenicienta ni Blancanieves. Ellas quieren ir a la escuela, poder estudiar, no quieren ser princesas.
Una niña que acude a la escuela va a transformar su vida y la de su familia. Entra en un círculo virtuoso que va a mejorar su calidad de vida. Podrá optar a un mejor trabajo, va a querer que sus hijos estudien, mejorará la alimentación e higiene familiar, vivirá su maternidad de manera responsable… Pero, además, conocerá sus derechos y participará en la toma de decisiones de su comunidad. Educar a una mujer es educar a un pueblo.
Tenemos que seguir luchando contra la desigualdad que sufren las mujeres, sobre todo. Nuestra vocación educativa hace que continuemos volcando nuestros esfuerzos en la educación de niñas y mujeres.
